Perras Virtudes, de nuestra perra vida



“Para disfrutar en verdad de un perro, no se debe tratar de entrenarlo para que sea semihumano. El punto es abrirse a la posibilidad de volverse en parte un perro.” Edward Hoagland (escritor)

Alguien dijo que la vida es perra, pero además dicho apelativo funciona sobradamente para definir a una dama muy perra, la cual no encaja en la metáfora pues entre perras y mujeres existe un mega kilometraje disfuncional. Pues tal comparativa al ejercicio de ser esbeltas y sensuales, no es tono canino de burla.

Y que decir de la puta, tratada como perra de follar o de la grúa portátil manual a la cual se le denomina perra. Pues al populacho se le deja escapar en sus reuniones de mero machos… ¡Uy que rica perra!... si fuera real estaríamos ante el canibalismo, quizás entre la acción de alimentarnos de cuadrúpedos.

Nada más pensar en las perras futbolísticas, que al perder, pasan de ser seres humanos admirados por patear bolas, a ser un cabizbajo y peludo animal. Pero que ha de importarles, ganan más dinero que varios intelectuales titulados… como si el mundo mejorara con deportistas.

Ahora también tenemos al perro infiel, que busca perras heridas, perras hechizas, perras de burdel, perras de corto vestir, perras infieles.

Entre perros y perras, la dislocación feroz del arraigo, se da; ¡Pues los humanos bien animales que somos!

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