Un escrito de mis sueños




Tengo un gran capricho, que va más allá de mi carrera profesional, una espina que no me deja ser feliz. Deseo desde hace muchos años tener un Bar Café, como los que había cuando yo era un jovenzuelo con dieciocho, allá por los noventa.


Me gusta el café, me gusta la cerveza, me gustan los ambientes donde puedes conocer personas libres y como un remedio de escritor que soy, me gusta escuchar historias. Me gustan los olores de las cocinas, el sentir un sitio propio, filosofar con desconocidos, perderme entre las paredes leyendo un libro.

Todos me dicen que es el trabajo más cansado que hay, pero cual trabajo no es cansado.


Todos me dicen que es un mal negocio, pero si alguien sabe que es un mal negocio, soy yo, que ha perdido más veces de las que ha ganado.


Quiero crear un Bar Café que se llame como mi revista, que huela a tanto arte que no se sepa cual es el aroma del día, que los pocos bohemios que aun quedan con vida tengan su guarida.


Que sea un modus vivendi, donde rinda para vivir y crezca con cada persona que llega. Una dimensión desconocida, que te permita cruzar el umbral de tu vida. Un punto de leyenda, donde las paredes digan de todo en grafitos e imágenes. Que las parejas sean libres de besarse mientras la atmósfera se llena de música.


No deseo un punto bullicioso, de pantallas vacías con el balompié de nuestros tiempos, con chicas silicón en cortas ropas y gánsteres criollos, de muchas armas y poco orgullo.

Que sea un santuario de amigos, de locos creativos y de libertinos poetas. Donde se esgriman los más altos altercados filosóficos, donde nazcan nuevos procederes, de esos que tanto la patria requiere.

Pero no tengo dinero…¿Cómo se hace un Bar Café sin dinero?... los bancos no financian sueños, solo pagan por números. A mi nadie me prestaría dinero, no tengo buen crédito, soy un pecador desempleado, un limosnero en las oficinas de recursos humanos.

Por ello sueño despierto, hago dibujitos a manera de planos y busco fotos de otros Bares Café, como el único alivio a este capricho que no se marcha y que nadie me entiende…será, porque creo, que si lo digo muchas veces, al rato se torne realidad.

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